domingo, 18 de octubre de 2009

La Solista


Preludio: Obertura

Altas y bajas. Sinfonía, concierto. Las notas brillan enredadas en su cabello, crecen en su pecho y vuelan. Recorren sus entrañas, se alimentan del oxígeno y le hierven la sangre. Ella siente germinar cada nota. La cosquilla en los talones, el escalofrío feliz enroscado en sus pantorrillas, el calor creciente subiéndole por los muslos. El timbre que corre sobre su cadera y salta vértebra por vértebra, se anuda en su pecho y explota. Toma el impulso de un vendaval y le quema, placenteramente, la laringe. La música se hace humo en su boca, le acaricia el paladar y la lengua, antes de huir, libre, para extasiar los oídos circundantes.

Acto I: Recitativo accompagnato
Valor. No le teme al escenario. Sube los peldaños con firmeza. Camina sobre el suelo gris verdoso, se coloca al centro de su espacio. Cierra los ojos, teme que la inspiración se le escape por las pestañas. Prepara su repertorio mental, un dulce zumbido se desprende de su cuerpo, como si en vez de transpirar exudara alma. Tienta las hojas de su partitura, no las necesita pero sentirlas le devuelve confianza. Levanta una mano para retirarse el mechón que juguetea nervioso sobre su mejilla. Saluda a su auditorio, presenta la siguiente pieza. Aspira una sola vez, lento y profundo. Se parten sus labios y sucede la magia. La atmósfera completa se desborda entre sus dientes. El mundo se borra para que queden ella en su centro y un dios que de vez en cuando se asoma para escucharla.

Acto II: Interludio
A su alrededor sucede la existencia. El murmullo ocasional, el bostezo inevitable, las muertas sonrisas inexpresivas de quienes no saben por qué vivir. Nadie la mira directamente. Algunos escuchan, medianamente desconcertados. La mayoría (que en realidad no son tantos) divagan sobre sus propios conflictos. Ella no se da cuenta, sólo canta. Los ojos cerrados, con una mano se sujeta al tubo de hierro que le sirve como sostén con cada enfrenón del pesero. No necesita el glamour, no hay vestidos de gala ni techos acústicamente adecuados. Qué importa. La música continúa su cascada desde lo más profundo de su esperanza; el resto no lo nota, pero apreciar ese modelo de pasión podría salvarles la vida.

[Play a pieza musical adjunta]


Acto III: Aria final
Al fondo, otra chica observa ardorosa a la solista. Sin apartar la mirada extrae de la bolsa de su pantalón un teléfono celular. Busca a ciegas la opción Grabar sonido. Discretamente apunta el micrófono del aparato hacia el centro del pasillo. Se le anuda el esófago, una esfera de cristal helado le recorre la piel. No existe nadie más en el mundo, sólo la niña cantante y ella. No hay microbús, no hay pasajeros, no hay baches ni calle ni semáforos ni cláxones. El linóleo verde pistache se transforma en un perfecto escenario, los barandales en orquesta, el asiento terroso e incómodo en butaca de honor. Presiente la despedida e internamente llora lágrimas de nostalgia por una voz que recordará por la eternidad. Se levanta rumbo al timbre de bajada, saca con trabajo una moneda de dos pesos del rincón de su cartera: el último trozo de presupuesto libre que le queda. La solista ha hecho una pausa para cambiar de canción, la admiradora aprovecha y le toca el hombro. Se encuentran las cuatro pupilas en un segundo y el breve roce de los dedos que depositan el dinero sobre la palma conecta al fin y sólo por un instante la pasión melódica de ambas. Para la escucha el concierto se acaba, pero mientras camina hacia el restaurante donde trabaja, siente que el frío de esas seis de la mañana ya nunca volverá a tocarla.

Octubre, 2009

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(1) La ópera es la forma musical más completa y a la vez más compleja. Su estructura generalmente consta de 2 ó 3 actos divididos en escenas. Algunos de sus elementos musicales son:
Obertura.- comienzo o presentación de la obra; suele incluir los temas principales de la misma.
Recitativos.- secciones narradas donde el solista puede adoptar el ritmo del habla normal. Puede ser secco (puramente voz) o accompagnato (con la orquesta).
Arias.- Pieza melódica para una voz acompañada por orquesta.
Instrumentales.- un ejemplo es el interludio, que separa los actos de una obra dramática.

1 comentario:

Jorge Tirzo dijo...

Cada vez se consolida más la literatura testicular transmediática...!

Me pregunto cuál será la obra maestra de los testículos...

Cada vez estoy más convencido de que no será en papel =P
(Al menos no en bond, tal vez en papel de baño, pero eso ya lo hicieron jejeje)