y sangra,
llora,
suda,
porque está harta
de que siempre los poetas
y los novelistas
y todos los que entran en contacto con una pluma
o lápiz
o carbón
o que nada más por abrir la boca
ya se sienten trovador,
la líen con el sol
¿qué tiene ese Sol?
¿por qué con él?
O de espejo desvelado
de sueños rotos
consolando enamorados
absurdos
demacrados
ingenuos
tarados.
Si ella los ha visto a todos
una y otra
mil
doscientas millones
de veces:
nunca funciona,
pero ninguno aprende.
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